Adictos al 7º arte.: El Criticomerón versión clásica: Crítica de "Rebeca"

12 oct 2012

El Criticomerón versión clásica: Crítica de "Rebeca"

¡Buenas noches queridos lectores! Estrenamos sección: a partir de hoy todos los Viernes "El Criticomerón" hará una crítica de alguna película clásica. Esta semana la elegida será "Rebeca" de Alfred Hitchcock, ¡disfrutar de lo escrito!
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Rebeca: El pasado siempre vuelve



Hablar de Hitchcock es hablar de cine en mayúsculas, de fotografías en movimiento, planos inolvidables...de arte. Pocos directores han conseguido tener un lenguaje tan propio, tan reconocible y a la vez con una calidad fuera de toda duda. Prácticamente todo lo que hizo el director inglés ha terminado siendo referencia para futuras generaciones.

Rebeca (1940) supone el debut de Hitchcock en EEUU; llevado allí por David O. Selznick su primer largometraje en Hollywood fue una adaptación de una novela de Daphne du Maurier, y el resultado final no pudo ser más satisfactorio: Oscar a la Mejor Película y Mejor Guión (curiosamente, el único Oscar que Hitchcock ganaría).

"Al poco tiempo de perder a su esposa Rebeca, el aristócrata inglés Maxim de Winter conoce en Montecarlo a una joven humilde. De Winter y la joven acaban casándose y se van a vivir a la mansión inglesa de Manderley, residencia del aristócrata. Pronto la nueva Sra. Winter se da cuenta que no puede borrar en su marido el recuerdo de Rebeca..."

Este sería, a groso modo, el resumen de lo que ocurre en la película. Evidentemente no quiero chafaros todo el argumento, pues sería una lástima perderse la sensación que a uno le invade cuando poco a poco va deshilachando toda la historia hasta llegar al final, realmente sublime y que es de aquellos que se recuerdan a pesar del paso de los años.

No obstante, (y si no la has visto advierto que hay SPOILERS) hay ciertas cosas que se deben destacar: una de ellas, por ejemplo, es que la protagonista no tiene nombre. En ningún momento nadie la nombra y es evidente que está hecho a propósito: el hecho de que la protagonista sea anónima da mucha más fuerza al personaje de Rebeca, que a pesar de no aparecer nunca en pantalla (pues está muerta) acaba erigiéndose como auténtico motor central de todo el film. Su fantasmagórica presencia inunda cada uno de los planos, cada acción de los protagonistas, cada pequeño acto que acontece; parece como si Rebeca fuera omnipresente. Realmente inquietante.


Hitchcock plasma también con maestría la angustia de nuestra chica al darse cuenta que haga lo que haga nunca podrá igualarse a la fallecida y antigua Sra. Winter, y que lo que parecía que iba a ser una vida maravillosa se irá convirtiendo poco a poco en una vida de obsesiones, fantasmas del pasado e incluso celos. Con el paso de los minutos observamos en ella un creciente complejo de inferioridad, que llevará a nuestra protagonista a temer estar volviéndose loca y hasta a aceptar que quizás eso no sea tan malo.

A nivel técnico todo es brillante, absolutamente todo. Sólo con ver la secuencia inicial, un plano general en el que la cámara se acerca poco a poco a la mansión de Manderley mientras una voz en off nos pone en situación, uno se da cuenta que la película que va a ver es otra cosa. Es diferente. Y durante todo el metraje Hitchcock nos regala planos personales, iluminación angustiosa, fotografía en ocasiones tenue y brumosa... todo para crear en conjunto una sensación de congoja que pocos directores consiguen.

Mención aparte merece el trabajo actoral; todos y cada uno de los personajes son profundos y con una carga sentimental perfectamente definida. Monumental trabajo deJoan Fontaine y Laurence Olivier encarnando al matrimonio Winter. Pero el verdadero descubrimiento de la película es la ama de llaves, interpretada por Judith Anderson, y que esconde uno de los aspectos más polémicos y que es tratado con tanta sutileza que puede llegar a pasar prácticamente inadvertido... a ver si alguien es capaz de decirme de qué se trata xDDD

En definitiva, una película de obligado visionado... tanto si eres amante del cine como si no. Y es que el tito Alfred bien lo merece.

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